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Comemos basura, y nos encanta.
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lunes, 23 de junio de 2008

El panóptico Cyberpunk

El Panóptico cyberpunk

Guañabens & Berto


Introducción

Si nos hubiesen preguntado hace diez años sobre la ética en el uso de telefonía celular, hubiésemos juzgado la inquietud de absurda. A principio de los noventa, la concepción de una red global de Internet pertenecía al género de ciencia ficción de la década precedente, cyberpunk, donde Gibson, Ballard y otros, escribían ingenuamente sobre su visión de la tecnología en el futuro inmediato, su incidencia en lo cultural, lo político y lo ético, algunos incluso rozando lo metafísico.

Hoy, los encendedores que caracterizaban lo masivo en los recitales son reemplazados por teléfonos móviles. La publicidad que se ve cotidianamente relaciona personalidad y autenticidad con pautas de consumo en comunicación. El diálogo se desvirtúa, pierde su dimensión de deseo: Lo automático, lo inmediato, no deja lugar a los espacios personales y sociales. Cualquiera puede ser localizado en el acto, e incluso interrumpir una clase por citar un ejemplo conocido, y la incomunicación accidental, por comparación, resulta en una situación de angustia y desolación. Incomunicación accidental que hace diez años era natural para nosotros, pero fue desaprendida velozmente, con varias consecuencias.

En principio, no es la intención de este trabajo presentar opiniones personales sobre temas tan controvertidos y sobre los cuales no estamos capacitados para disertar. A partir de algunos textos de la cátedra, y algunos conceptos tomados de Psicología Genética que relacionamos con los mismos, recortamos un tema particular que articulamos de la siguiente manera:

Tecnología y medios de comunicación actuales:

Nuevas generaciones e internalización de hábitos antes no existentes; ¿Herramientas útiles o alienantes?”

El tema así delimitado, si bien no es abarcado en su totalidad en el presente trabajo, por la enorme extensión de lo que en sí propone, nos da la pauta para realizar un segundo recorte, un “subtema”. Solamente de la articulación del tema sabemos ya varias cosas que nos irán guiando a lo largo del trabajo:

Se trabajará investigando las generaciones que no vivieron la incorporación de las tecnologías en medios de comunicación como algo invasivo y ajeno, sino que crecieron viviéndolo como algo del mundo, natural en él. Se trabaja con el concepto de internalización, concepto acuñado por Berger y Luckman, retomado por nosotros desde la lectura de “La construcción social de la realidad”. El interrogante planteado se descompone entonces en las siguientes preguntas:

¿Qué fenómenos aparecen en estas nuevas generaciones que no existían previamente?, ¿Hay una utilidad real en estos fenómenos, o son un producto cultural que devino de una imposición de pautas de consumo?, y en caso de que no sean causados ni por una ni por otra de las fuentes propuestas, ¿Cuál es el origen de estos fenómenos y como se comportan?

Para investigar estos fenómenos, acotamos el rango de nuestra primer propuesta y desarrollamos el segundo recorte, restringido a una población en una franja etaria específica. Este segundo recorte, o “subtema”, fue articulado de la siguiente manera:

“Un enfoque desde afuera:

Padres o tutores frente al uso de Internet y celulares en los niños y preadolescentes (entre 7 y 14 años) que radiquen en Capital Federal y Gran Buenos Aires”

Procedamos a analizar en detalle los motivos de la elección de esta articulación del tema en particular. En principio, “Un enfoque desde afuera”: Se pensó en diferentes maneras de abarcar la temática, y se resolvió por trabajar en la perspectiva de los adultos que responden por la educación de los individuos a analizar. Estos individuos serían niños y preadolescentes entre 7 y 14 años, que representan en este caso las generaciones que internalizaron tanto el uso de Internet como el de celulares, como algo del orden de lo natural, algo inherente al mundo. Restringimos la investigación a Capital Federal y GBA por motivos de accesibilidad al muestreo.

Implicancia grupal

Estamos en una época en la que la tecnología avanza a un ritmo mucho mas acelerado que el de la misma sociedad. Lo que hace algunos años parecía una novedad, está hoy totalmente instaurado. Los niños como miembros de la sociedad se ven involucrados en todos estos cambios y son influenciados directamente.

Creemos que el uso de las nuevas tecnologías, como Internet y los celulares, ejerce ventajas y desventajas en la educación y en la forma de interactuar que tiene los niños con sus pares. Internet y los juegos online, por ejemplo facilitan el intercambio social con compañeros y amigos. Los chicos que poseen una personalidad introvertida, hoy pueden comunicarse de una mejor forma en relaciones anónimas a través de juegos. A su vez, esto también trae desventajas. Hay chicos que se pasan seis o siete, o incluso más horas frente a la computadora conversando por “Chat”, o navegando en Internet y de esta manera abandonan otro tipo de actividades y sus relaciones sociales cara a cara. Sabemos, además, lo expuestos que se encuentran los chicos al usar Internet, especialmente sobre los contenidos dudosos, o que hacen apología a la violencia, discriminación, etc., y que afectan directamente la sensibilidad de los mismos. Muchos chicos usan Internet para buscar información para realizar sus tareas escolares, dejando de lado libros de texto y manuales. Estar acompañados por un adulto en el momento que usan la computadora o que puedan ser advertidos de lo que pueden llegar a encontrar navegando previene episodios no deseados.

Por otro lado vemos que el uso de los celulares no se restringe a adultos, que debido a las jornadas laborales necesitan comunicarse con sus hogares o con sus mismos compañeros de trabajo, sino que el uso de la telefonía móvil se ha extendido a los chicos de las edades mas variadas. Pensamos que el uso de los celulares entre los chicos es tan natural como para las generaciones pasadas fue la radio o la televisión. Para los menores no solo representa una forma de comunicación, sino también de identificación. Es notorio ver como los chicos compiten por quien tiene el mejor celular, y el que no posee celular se ve relegado de los grupos.

El problema planteado va más allá de que los chicos posean un celular, sino como y donde es utilizado, y los fenómenos que resultan de este uso. En algunos casos, el uso de celulares en escuelas primaria y secundaria presentan nuevos conflictos a los docentes, y supone un factor más de distracción por parte de los alumnos.

La familia juega un papel importante en la construcción de uno como persona, y determina pensamientos y modos de actuar frente a la sociedad. Esto puede verse en como los padres controlan, o no, el uso de Internet - celulares en sus hijos. Creemos que con el paso del tiempo esta educación básica y los límites puestos en la infancia, nos va formando de una manera elegida y no accidental, donde los modelos inculcados por nuestros padres pasan por el deseo de ellos sobre nosotros, y no sobre causas accidentales y negligencias.

Concluimos en que las consecuencias que tienen las tecnologías en medios de comunicación sobre los menores, tanto negativas como positivas, son reales y generan nuevos estímulos y actitudes que a veces desplazan el contacto con la naturaleza, el dialogo, el deporte y la lectura. Este es un tema que nos concierne, y creemos que tiene una importancia fundamental en la formación de la persona. Esto que nos sorprende y desconcierta, que tiene un grado de manifestación cada vez mayor, cada vez más aceptado por la sociedad en su conjunto, son los motivos que nos llevan a realizar la presente obra.

La paradoja de Foucalt

La generación “Cyberpunk

Al comenzar este trabajo, postulamos una hipótesis que nos inquietaba como individuos. En la misma, intentábamos analizar el impacto de nuevas formas de comunicación y socialización a través de tecnologías que habían aparecido en la última década. Sin embargo, al empezar a investigar las opiniones de “sentido común” sobre estas tecnologías, apareció un nuevo fenómeno que nos llamó la atención: Encontramos una dicotomía inconciliable entre el discurso incorporado por los padres y las acciones que estos habían adoptado. Esto se veía principalmente en dos grandes contradicciones. Por un lado, los padres veían el uso de Internet y celulares como algo negativo para sus hijos, pero al irse desarrollando la entrevista se iba filtrando información que revelaba que permitían un mayor uso de estas tecnologías del que aparentaban permitir al principio de la entrevista. En segundo lugar, y quizás más importante, los padres que más restrictivos se mostraban con respecto al uso de estas tecnologías eran los usuarios mas antiguos de las mismas.

El “Genio del Goce”

En 1979, Andrei Tarkovski, director de cine soviético, siguiendo con un estilo metafísico que caracterizó sus películas, dirige Stalker. A lo largo de este largometraje, se insinúa la existencia de un “genio cumplidor de deseos” que no llega nunca a ser manifiesta: El cumplimiento de deseo es la temática implícita y fantasmática que resulta en el peligro mayor que los acecha en la Zona. Según el paradigma psicoanalítico, la satisfacción absoluta de deseo sería equivalente a la muerte. Pero como es un imposible estructural, el fenómeno real es otro, mucho más cercano al fenómeno que nos propusimos investigar: El goce. El “genio cumplidor de deseos” pasa así a ser el “genio del goce”; el peligro real de anular el deseo, es caer en el vórtice ineludible de la compulsión. Keneth Gergen, en un brillante texto titulado “El Yo saturado”, expone la vulnerabilidad del individuo frente a la vorágine de información que acaba por “saturarlo”. Gergen llama a este fenómeno “multifrenia[1]. Lo define como escisión del individuo en una multiplicidad de investiduras de su Yo. Según Gergen, la tecnología suprimió los problemas de tiempo y espacio pero esta libertad ha dado paso a otra esclavitud: por una parte los otros infiltran sus gustos y preferencias, sus objetivos y sus valores; querer algo implica tenerlo y esto requiere de atención y esfuerzos. Por otro lado las personas quedan definidas por cada circunstancia, la liberación se convierte en exigencia. Es a partir de esto que relacionamos el concepto de goce con el de compulsión, y a su vez, los ubicamos como la herramientas más poderosas para el proceso de saturación social. Antes de describir este proceso, volvemos a citar a Gergen, que ya en su texto de 1992 habla de “tecnologías de la saturación social”, separándolas en “de bajo nivel” y “de alto nivel”. Ubica dentro de las “de alto nivel” las que permiten la multiplicación del yo, que hace referencia a la capacidad para estar significativamente presente en más de un lugar a la vez[2]. No podemos dejar de notar el paralelo del tema de nuestra investigación, con el desarrollo de Gergen con respecto a las tecnologías “de alto nivel” y sus correspondientes consecuencias. Por esto mismo, nos gustaría enriquecer nuestra investigación tomando prestado de este autor su completa descripción del proceso de saturación social:

- Multiplicación de las relaciones: Perseverancia del pasado y aceleración del futuro. Ni la distancia ni el pasado son inconvenientes para una relación; el ritmo de las relaciones se incrementa y se concreta en menos tiempo que antes

- Nuevas formas de vida: Nuevas pautas de relación. Las relaciones por vínculo electrónico (nosotros preferimos denominarlas virtuales) reemplazan las relaciones cara a cara.

- Nuevas clases de relación: Amantes amigables y relaciones de microondas. El hogar ya no es mas “el nido” sino un lugar de paso, se intenta mejorar las relaciones familiares en poco tiempo.

- Intensificación de los intercambios: La tecnología incrementa el nivel emocional de muchas relaciones. La gente siente con más profundidad y se expresa más plenamente. Esto está directamente vinculado a la fantasía y a la fugacidad característica de las relaciones ocasionales y anónimas.

- Colonización de Yo: Adquisición de múltiples y dispares posibilidades de ser -“Contenemos multitudes”-. Aumento de la capacidad de saber acerca de las pautas de intercambio social y cómo poner en práctica el conocimiento

- Multifrenia: Igual a como fue explicado con anterioridad.

El ejemplo paradigmático donde confluyen todos estos fenómenos es el denominado popularmente “Chat”. En esta modalidad de interacción con un otro, se goza de anonimato, y no se está expuesto al efecto coercitivo y normalizante de la relación cara a cara. El sujeto es libre de elegir la identidad que quiere asumir en el momento, las relaciones son breves y a veces íntimas, en el sentido de que el sujeto puede revelar información sobre sí mismo que en otro contexto lo comprometería socialmente. Es quizá necesario volver a retomar el concepto de multifrenia, para describir fenómenos que vulneran al individuo en su integridad psicoemocional: aparece una sensación de insuficiencia al realizar nuestras actividades. Esto es producto de la colonización del Yo y de la presencia de aspectos sociales. Por otro lado hay un receso de la racionalidad. Aquello que es racional depende del Yo con que estemos hablando. La racionalidad de nuestras decisiones cotidianas depende de la sociedad, de que cada uno haya incorporado los puntos de vista de los otros. Esto hace que se acarreen una multiplicidad de expectativas, valores y opiniones antagónicas sobre ciertas cuestiones. En otras palabras tomamos diferentes posiciones según con quien estemos hablando.

El huésped silencioso

Esta “incorporación de los puntos de vista” de la sociedad que nos rodea, esta estrechamente vinculado al concepto de internalización propuesto por Berger y Luckmann[3]. Especialmente en individuos jóvenes, que han crecido a la par del desarrollo de éstas tecnologías, se observa una asimilación casi indisoluble del uso de las mismas en vida cotidiana y en la misma cultura. Esto por momentos dificulta nuestra investigación, ya que actualmente es muy difícil analizar la incidencia de estas nuevas formas de comunicación en un entorno social que ha incorporado plenamente su uso. Fue por este motivo que preferimos en un primer momento, realizar la investigación basándonos en observaciones y entrevistas a adultos y no a los niños, sobre los cuales se iba a basar el informe. Pero por esta metodología, accidentalmente, descubrimos otro fenómeno interesante que estaría estrechamente relacionado con el concepto de representación social, de Serge Moscovici[4]. Este autor lo define como una noción que "antes que nada concierne a la manera en que nosotros, sujetos sociales, aprendemos los acontecimientos de la vida diaria, las características de nuestro ambiente, las informaciones que en él circulan; identificamos a las personas de nuestro entorno próximo o lejano”. No representan simplemente opiniones acerca de "imágenes de", "actitudes hacia", sino que representaban “teorías o ramas del conocimiento". En consecuencia, conocer o establecer una representación social implica determinar qué se sabe (información), qué se cree, cómo se interpreta (campo de la representación) y qué se hace o cómo se actúa (actitud). La actitud nos expresa el aspecto más afectivo de la representación por ser la reacción emocional acerca del objeto o del hecho. Es el elemento más primitivo y resistente de las representaciones y se halla siempre presente aunque los otros elementos no estén. Es decir, la reacción emocional que puede ser tenida por una persona o un grupo sin necesidad de tener mayor información sobre el hecho a estudiar.

El retorno de Moscovici

Entonces observando los resultados de las entrevistas, a medida que iban siendo tomadas a diferentes sujetos, sugerían nuevas hipótesis, nuevas preguntas que nos formulamos entre los mismos encuestadores:

“¿Tendrán alguna relación las respuestas obtenidas con el concepto de representación social?”.

En su momento, la pregunta fue formulada usando erróneamente otros conceptos, como el de imaginario social, suponiendo que el significado era el otorgado por Moscovici a representación social. A medida que fuimos adquiriendo más herramientas para desarrollar el análisis, este fenómeno esquivo y difícil de categorizar, se fue haciendo más claro: Había una clara tendencia de parte de las generaciones que no habían crecido con éstas tecnologías de considerar negativo todo uso de las mismas, aún contradiciendo su experiencia y su forma de conducirse diariamente.

Ése era el conocimiento que les brindaba su representación social. Más aún, incluso entre individuos coetáneos al grupo de investigadores, estas opiniones se hacían sentir, con el mismo peso coercitivo que les otorgaban las generaciones más reaccionarias al cambio. Y lo más interesante era el carácter irracional de las opiniones, ya que en ningún caso se daba una explicación que pudiese ser considerada “lógica”. Sólo encontramos juicios peyorativos injustificados, y en la mayoría de los casos, una visión ingenua de costumbres de épocas anteriores elevadas mediante la idealización, hasta llegar al estatuto de utópicas. Sin embargo, casi ninguno de los individuos declaró como perjudicial el uso por ellos mismos, de hecho, encontramos usuarios de teléfonos celulares en épocas donde era algo mas bien exótico.

Opiniones como “Mi hijo juega al aire libre”, por decir algo de carácter mas bien general, eran sostenidas –en algunos casos rozando la necedad- a pesar de afirmar diferentes situaciones en las entrevistas. La necesidad de los padres de afirmar su posición a través de sus hijos, a través de creencias infundadas e irracionales, nos recuerda el concepto de prejuicio, de Moscovici. Asimismo, parecería invocar la noción psicoanalítica de mandato paterno, de aquello que por no ser comprendido se repite sin “digerir”. Y lo más interesante, es cuán fielmente éstos individuos coetáneos a los investigadores parecían defender estas opiniones “heredadas”, que ni siquiera caracterizaron verdaderamente su generación, sino varias otras precedentes. No nos queda otra cosa que suponer, que a medida que los niños de esta generación crezcan, “heredarán” esta mirada hostil, que divide la realidad fenomenológica en una suerte de costumbres entre “legales” y “clandestinas”.

A ojos cerrados: La institucionalización accidental

Nos resulta imposible pasar por alto la estrecha relación que en este fenómeno se da entre el concepto de representación social, propuesto por Moscovici, y el de poder, tal como lo describe Foucalt. Este último es descrito de la siguiente forma por Vivian Burr[5]:

“Lo que llamamos “conocimiento” se refiere a la construcción o versión particular de un fenómeno que ha recibido el sello de verdad de nuestra sociedad. El conocimiento, según Foucalt, está intimamente ligado al poder. Por tanto, se dice del poder que:

- Depende de los conocimientos que prevalecen en una determinada sociedad

- Se ejerce a través de los discursos que permiten que las acciones sean consideradas aceptables

- Poder y resistencia son dos caras de una misma moneda, ya que siempre hay varios discursos alrededor de un solo evento, que posibilitan diferentes cursos de acción. Entonces el discurso dominante esta siempre sujeto a controversias”

Surgen entonces las siguientes preguntas:

¿Qué o quién es responsable del discurso dominante sobre la tecnología en los tiempos (post)modernos?; ¿Hay un solo responsable, varios, o es producto secundario de un primer discurso, relacionado indirectamente con el observado?; ¿De donde surgen las opiniones reaccionarias –desde el punto de vista marxista-, a las costumbres de las nuevas generaciones?

Para responder estos interrogantes, nos remitimos de vuelta al texto de Burr sobre Foucalt:

“Se puede mirar hacia atrás y mirar cómo surgió determinado discurso, pero no proyectar hacia el futuro y anticipar efectos de determinado discurso. Por lo tanto, la arqueología del conocimiento se identifica con el rastreo para descubrir las condiciones que permitieron que determinados discursos emerjan. De esta manera se podría cuestionar su legitimidad y resistirlos, y así dar voz a los discursos marginados (…).Según Foucalt, el poder es tolerado solamente bajo la condición de que una parte sustancial del mismo permanezca oculta. Su éxito es proporcional a su habilidad para esconder sus propios mecanismos.”

Luego de revisar este texto, se hizo evidente la eficacia del siguiente discurso tácito, compartido en varias de las entrevistas: “Usar Internet es beneficioso. Usar celular es útil para estar disponible todo el tiempo. Es útil Internet para los niños en el caso de buscar información. Es pernicioso porque “dejan de hacer otras cosas”. La comunicación aparece tanto como ventaja como desventaja, como aporte y como pérdida. Las actividades que realizan los hijos tienden a exagerarse, sobrevalorando las actividades “al aire libre” y los deportes. Todos afirman que moderan a sus hijos en el uso de Internet -aunque parece improbable-. El uso de celular por parte de los niños es visto de forma ambivalente, desde un enfoque orientado hacia la seguridad y el control: Por ejemplo, se afirma que “no lo necesita” porque siempre tiene un adulto al lado o porque es muy chico. O también que “se regaló” un celular –pero luego se afirma que el niño lo había pedido anteriormente, lo que muestra una demanda del producto a muy temprana edad en algunos casos-. En los casos en los que el niño posee un celular, se responde que lo tiene por motivos de seguridad o para ubicarlo.”

Es interesante, más allá de cualquier valoración subjetiva de los resultados de las entrevistas, intelegir que hay detrás de algunas de las opiniones que nos parecen obvias. Es más, casi exclusivamente nos interesamos en aquellas opiniones que se repiten en casi todos los casos, a veces empleando los mismos términos, y que solemos dejar de lado en un primer análisis superficial por parecernos incuestionables. Es este entonces, el verdadero discurso imperante, efectivo y obvio, según la teoría propuesta por Foucalt.

Retomamos también de Aries[6] -del cual no está de más agregar que era amigo de Foucalt- el concepto de hecho histórico, el cual debe se “psicoanalizado” para observar su estructura, el silencio del discurso. Con esto se remarca la importancia de adoptar una posición subjetiva diferente a la usual, a fin de evaluar lo que nos parece obvio en nuestra vida cotidiana, con un enfoque más objetivo.

Es entonces cuando los investigadores, tras realizar un análisis de éste discurso dominante, acordamos que el mismo no puede ser sino un discurso secundario, accidental, producto de un primer discurso imperante y anterior. Nos vemos forzados, pues, a adoptar una posición subjetiva al respecto, y llegamos luego de un arduo trabajo de debate, a la siguiente conclusión.

Conclusión

A modo de epílogo…

No es fácil escribir una conclusión. Es una forma de despedirse de un trabajo con el cual uno compartió energías y tiempo. Es poner un punto final, cuando se podría seguir adelante. Pero en este caso particular, no es fácil porque el informe nos condujo por sendas imprevistas, hacia conclusiones que no esperábamos encontrar.

Analizando el sector más vulnerable de la sociedad, los niños, también encontramos el punto débil de los individuos adultos: Sus hijos. A través de esta estrategia accidental, encontramos fenómenos donde no habíamos buscado en un principio. El trabajo fue lentamente cambiando de eje, al mismo tiempo que el grupo de investigadores obtenía nuevas herramientas y realizaba hipótesis provisorias. El informe evolucionó, entonces, biológicamente: Orgánica y desorganizadamente. Y la conclusión, alejada de nuestra intención primera, quedó girando sobre las palabras de Foucalt sobre Bentham. Esto fue lo que resultó.

En primer lugar, el discurso observado en las entrevistas fue tomado como un discurso secundario, accidental y desarticulado, formado de opiniones subjetivas. Sirve como “mascarada” pseudorracional, que al igual que las representaciones sociales de Moscovici, funciona como un conocimiento, pero está vacío de significado, “es un intento de justificar el acto irracional y compulsivo, el síntoma”.

Llamamos a éste discurso secundario, porque lo supusimos estructurado alrededor de un discurso formado por intenciones precisas y disgregadas, reales y efectivas, que tomamos como el discurso primario. Éste discurso primario, que tendría también cierto carácter de accidentalidad, tendría sin embargo la característica de ser respaldado por ciertos sectores de la sociedad intencionalmente. Se articula con discursos del mismo orden, o sea, del mismo orden social que los genera. El individuo, por la paradoja de Foucalt, no tiene conciencia de éstos mientras estos continúen siendo efectivos.

Éste discurso primario genera dependencias a nuevos productos de consumo –“necesidades artificiales”-, a tecnologías nuevas que actúan a su vez como reguladores y medios de control. Esto se logra en dos planos diferentes:

-Plano Psicoafectivo: Se produce dependencia psíquica y social. Hay una representación social de incapacidad de adaptación a un futuro, que tal como lo plantea Watzlawick, se autocumple al ser sustentada por la sociedad en su conjnuto sin mayor análisis. Se genera una dependencia del “estar disponible” que no existía hace diez años, y que ahora parece imprescindible. Socialmente, los productos otorgan un status social real. Hay un proceso de objetivación que ha transformado estas necesidades en hechos. Nuevos valores han surgido y se han cristalizado en muy pocos años, ahora son conocimientos de sentido común.

-Plano económico: Ser abonado en una red de Internet, o telefonía celular. Incluso hay suscripciones a servicios de mensajes de texto. Aparecen servicios cada vez más inverosímiles que sin embargo no lo son para generaciones que se criaron con los mismos. Todo se cobra, todo tiene algún interés económico, y cada vez más son los productos y servicios que apuntan a la “compulsión” del sujeto de consumo.

De esta forma, el individuo queda doblemente esclavizado, sustentando económicamente a éstas “corporaciones”, y a su vez funcionando como promotores inconcientes de sus productos(los productos de la industria de la comunicación necesitan de otro también dependiente; un teléfono sólo se comunica con otro teléfono).

El cuento “El uno para el otro”, de Hernán Casciari, muestra el enorme poder que genera dominar la información que circula en estos productos. Insinúa a su vez el fantasma de un Estado con estos recursos. Pero olvida la posibilidad mucho más oscura de que las mismas corporaciones[7]-usada por la significación particular del término en sí, como de el lugar predominante que ocupa en el género literario cyberpunk- sean quienes utilicen esta información como medio de control a través del consumo. Imaginemos la posibilidad absolutamente verosímil de que Google, al igual que el Panóptico de Bentham, pudiese almacenar y clasificar las búsquedas que en él se realizan. Tendríamos entonces un monstruo de marketing con el poder de conocer los secretos y deseos más íntimos de millones de usuarios. Y al igual que un genio maligno, podría usar estos deseos para cumplirlos de una manera tendenciosa y lucrativa, jugando con nuestros errores estructurales como sujetos deseantes. A la vez, nos debilitaría cada vez más frente a lo que parece ser una institucionalización de la compulsión y lo inmediato, vulnerándonos al punto de ser sujetos/juguete de consumo.

El Estado o Cárcel de Bentham son ahora grandes empresas multinacionales, que trascienden hace décadas las limitaciones estatales. El poder económico ha llegado a límites insospechados. El famoso “lobby”, donde delegados de grupos económicos fuertes presionan sutilmente a las diversas entidades que componen el poder legislativo, ejecutivo y judicial, dejan un panorama sombrío para un fututo, donde las leyes parecerían poder comprarse. Internet, conformado por grandes capitales invertidos en una red virtual lucrativa, con Google y Yahoo como ejemplos(recordemos que Microsoft intentó comprar tanto a Google como a Yahoo por cifras millonaria, que fueron rechazadas), la telefonía celular( Movistar pertenece a Telefónica, y Telefónica es:Telefónica S.A. IBEX 35:TEF; Ticker Bolsa de Madrid: TEF, el principal grupo multinacional de habla hispana y portuguesa del sector de las telecomunicaciones. La empresa tiene una importante presencia en una veintena de países.”), son el famoso panóptico.

Éste es el mecanismo de coerción sutil que nos depara el siglo XXI.

Mucho más efectivo, invisible para nuestra ingenua concepción del mundo.

E increíblemente más poderoso


Conclusiones personales

Matías Guañabens

Lunes por la madrugada…

Lunes por la madrugada. Fin de semana. Como un fantasma olvidado; regreso cansino a un hogar que no me espera. Quizás deje pasar un subte, o dos: La gente está muy apurada, y se apretujan dentro. Yo no. Es mi fin de semana. Tras 7 horas de "chatear" en un idioma ajeno, con individuos de una cultura que no termino de comprender, respiro el aire helado detrás de dos bufandas. No es bueno, estoy enfermo. Pero durante dos días, no tendré que responder SMS(Abreviación de Short Message Service) fingiendo que soy una Madame Tarotista criada en Harlem, o un extraño gitano errante que tiene visiones sobre el futuro de extraños. Vuelvo a ser yo mismo, aunque no sé realmente quién es ese "yo mismo". Gergen tenía razón, la multifrenia se apodera de nosotros, al punto que no hay resistencia posible frente a la liquidez de la cultura actual. Mi portero empieza a baldear la vereda a la hora que yo vuelvo del trabajo. Los colectivos, autos y subtes duermen mientras les robo unos pocos pesos a los lobos de la plusvalía de la empresa que me contrata. Hace una semana me robaron el celular, casualmente en el viaje hacia la facultad, para cursar la materia que planteo las consignas de este informe. Ironía, quizás, que la introducción que había escrito hablaba sobre la ansiedad que produce la incomunicación accidental, por ejemplo, de la pérdida de un celular. Cuando lo escribí pequé de dramatismo, no creía que ese tipo de ansiedad pudiese afectarme a mí. Una vez más, la realidad probó su supremacía frente a mi poca autenticidad como individuo. Es que la corriente –mas bien el intraducible Mainstream, en inglés-, nos arrastra a pesar del deseo de individualidad. Cada vez percibo de manera más palpable lo frágil de las construcciones personales frente a los grandes monstruos de una sociedad que ha institucionalizado todo. Excepto, quizás, sus mecanismos de poder, que si están institucionalizados, se guardan de esconderse de la opinión pública. Y caminando por la Nueve de Julio recuerdo pasajes del Neuromante, de Gibson, y me pregunto: ¿Estamos tan lejos? Estamos atravesados por toda esta serie de representaciones sociales que criticamos en este mismo trabajo, estamos inconscientemente haciendo girar las ruedas de los mismos poderes que nos alarmaron en la conclusión. Hoy es lunes por la madrugada. Intenté escribir una conclusión sobre la conclusión -en la cual agoté mi entusiasmo de explayarme sobre la oscuridad imprevista que se cernía sobre el informe-, y no pude. Es muy vergonzoso confesar lo siguiente, pero de cualquier manera lo haré: Me senté un lunes a la madrugada a escribir una conclusión sobre el trabajo, y la prueba irrefutable que reforzaba mi conclusión, era mi testimonio, mi rutina, mi propia vida. Ésta es pues entonces, al no encontrar una posible situación real o imaginaria que la supere, mi conclusión y reafirmación de nuestro informe.

Alea Jacta Est.



[1] Gergen, Kenneth J.;El yo saturado, Barcelona, Paidós, 1992, caps. 1,2,3,9.

[2] Idem.

[3] Berger, Meter y Luckmann, Thomas; La construcción social de la realidad, Buenos Aires, Amorrortu, 1972, caps. 1 y 2.

[4] Jodelet, Dense; La representación social: fenómenos, concepto y teoría, en Moscovici, S. Psicología Social, Barcelona, Paidós, 1986, cap. 13

[5] Burr, Vivien; An Introduction to Social Constructionism; United Kingdom, Routledge, 1999, cap. 4 (traducción).

[6] Aries;P (1986) El tiempo de la Historia, Buenos Aires, Paidós, 1988

[7] Una corporación es una persona jurídica (distinta de una persona física) que a menudo posee derechos amparados por la ley similares a aquellos de una persona natural. Los sistemas de Derecho continental pueden referirse a corporaciones como "personas morales".

Una corporación puede ser un ayuntamiento, una universidad, una iglesia, una ONG, una empresa, un gremio, un sindicato u otro tipo de persona colectiva. En la práctica moderna, por contaminación del uso en inglés de la palabra corporation muchas personas utilizan la palabra "corporación" para referirse a una entidad comercial establecida de acuerdo al marco legal.

Dentro del marco oficial, una corporación, o bajo ciertos ordenamientos jurídicos una compañía, es una persona jurídica y artificial, con o sin socios o accionistas, quienes pueden ser personas, coaliciones de empresas, otras corporaciones u otras personas jurídicas.

Cuando no existen accionistas, una corporación puede ser una "corporación sin acciones", una "corporación de membresía" o similar (este segundo tipo de corporación se considera como corporación sin fines de lucro).

En cualquier categoría, comprende un colectivo de individuos con diferentes estados legales y con privilegios especiales no concedidos a negocios unipersonales u otros grupos de individuos. La ley del Estado en la cual una corporación opera (de ser diferente del Estado en el que fue formada) generalmente regulará sus actividades. Ciertos ordenamientos jurídicos no permiten el uso de la palabra "compañía" por sí sola para denotar el estado corporativo, ya que compañía puede referirse a una asociación o a un propietario único.

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