Sobre los "Sarariman"

Trabajo como operador de chat bilingüe en una empresa "tercerizadora". Esto quiere decir que somos contratados por empresas de otros países, que pagan nuestra mano de obra más barata por la diferencia entre el peso y el dolar.
Por razones personales no voy a revelar el nombre de ninguna de las entidades mencionadas.
El trabajo consiste en responder mensajes de texto enviados desde Estados Unidos, trabajando contenidos parecidos a los que acá conocemos por "Bippie". Inventamos predicciones de Tarot, damos consejos amorosos, ocupamos diferentes roles según la necesidad de consumo de los norteamericanos. Somos muchos mas de lo que pueden suponer. Nos mezclamos entre los famosos "telemarketers", íconos del posmodernismo tercermundista. Pocos metros nos separan de nuestro fálico monumento nacional, el Obelisco, en la privilegiada zona de "Microcentro". Trabajamos todo el día, en los horarios más inverosímiles. La medianoche es refugio de cybervampiros, que se alimentan del pequeño resto que les cede la feroz plusvalía, a expensas de dólares de norteamericanos ingenuos. Les hacemos ganar millones, nos quedamos con un sueldo más que decente en relación a otros trabajos en este país. De cualquier manera, el peso de la explotación se hace sentir, casi innecesariamente, a través de las influencias que el poder ejerce sobre las mentes débiles. El último eslabón de la cadena, representando lo que en la terminología cyberpunk se denomina "sarariman" o "zaibatsu", está subyugado al pequeño Efecto Estocolmo que ejercen las grandes corporaciones: Un mínimo de poder es aceptado con un máximo de gratitud. Los eslabones inferiores de la cadena, en una suerte de esclavitud coercitiva, enarbolan la bandera de la corporación agresivamente frente a la vacuidad del miedo y el caos. El miedo los compró, y dejaron de ser cómplices. Sus corazones ya no son revolucionarios.
Odian la libertad cuando la huelen. Odian a los ingenuos que intentan disfrutar de su trabajo. Este fenómeno es universal: Pregúntenle a cualquiera que haya trabajado en relación de dependencia, que suele suceder cuando uno intenta disfrutar de lo que hace. Respuesta unánime: El eslabón inmediatamente superior es irritado por esta conducta, que amenaza la estabilidad de todo un sistema coercitivo, donde el poder del cual goza este anteúltimo eslabón es tan ínfimo que no tiene recursos para evitar el miedo. Los soldados de las corporaciones son estos "sarariman".
A veces es tomado como una ideación paranoica, excepto entre individuos que ya conocen el ambiente. Hay una idea general compartida por los "esclavos de segundo orden", que intuye que todo placer dentro de un trabajo es negativo. Es preferible perder el tiempo y sufrir, y aprender a acatar el orden institucional, que distraer la mente en el goce, mientras se esté en horario de trabajo. Lo más importante es que estas reglas tienen vigencia no cuando se está atareado de trabajo, sino cuando el tiempo de ocio se hace interminablemente insoportable. La irracionalidad es parte de los mecanismos de control más poderosos, y se ha instaurado como "conocimiento de sentido común".
Tienen olfato, y sienten la anarquía cuando la tienen cerca. Sienten el horrible olor a libertad, que los aterra hasta la médula. Empiezan a percibir en su entorno individuos que no están dispuestos a realizar el más mínimo esfuerzo. Individuos que saborean la experiencia de la no conformidad y de la intelección de la realidad. Sujetos que cuestionan su situación actual en un constante reestructuramiento de su mundo.
Tienen miedo y tienen razones para tenerlo.
2063 se sienta al lado de ellos.


[Encontré él siguiente artículo hace un par de días. El autor fue invitado a participar. El link es: http://canciondeinvierno.blogspot.com/2006/07/sarariman-i.html . Que lo disfruten]